El desorden de mi vida
las cicatrices de mi espanto
la herencia de dinamita.
El corazón en vano
y su muerte.
Las pausas de mi delirio son mi descanso
y las dulces gotas mi descripción.
Sangre de toro me dejaron,
que se camufla con la paz,
servir de bien es mi intento,
¡Hay Dios dime lo correcto!
te echo de menos.
Vuelvo a las palabras, porque son mi comunicación
y confidentes,
oyentes silenciosos que comprenden los secretos,
estados y vivencias.
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