Envueltos en carmesí
Épico bajos la luna no llena
no hay rose, hay amor.
Como suena el mar,
y el viento del desierto fantasma
está en sus corazones
la remembranza
de sus manos cobijando la otra.
No sellan nada, ellos ofrecen su corazón,
no se miran, pero se iluman,
no se oyen, pero se esconden,
como uno murmura dentro de su cuerpo.
Y sin embargo,
pueden llegar cada noche
al mismo sitio,
porque quedaron sus almas,
quedó el rastro del carmesí.
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