es el complemento que tengo a mi lado,
que llena de magia momentos nuestros.
Llegaste desde mi infancia, hasta retocar
en este instante, y tu paciencia llena de ganas
de continuar con nuestro lazo.
Te escribo, como lo he hecho con anterioridad,
porque pienso en esto y en lo que queda de infinidad.
Chinito no te vallas de mi lado, lo sentiré si fuese así,
ya que el calor de tus manos dejarían de abrigar las mias
y tu mirada ingenua no se posaría en mis ojos recónditos.
Dios me tenga piedad.
Le diste fuerza a estas palabras, que se camuflan con vos
ya que creíste en nuestro unísono
y en todo lo que pude expresar con relevancia aquí.
Hoy le has dado más vida a mis escritos con tus actos mágicos,
gracias cariño.
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