lunes, 26 de diciembre de 2011

Dejé de llorar en las noches
porque Dios no me escuchaba.
Así que comencé por la mañana,
pero estaba durmiendo.

Busqué mis lagrimas entre árboles procesados
y no encontré nada.
Deambulé por los ojos de mi madre y nunca miró
toqué las manos de mi padre
y nunca me sintió.

Entre la tierra húmeda se procesaron mis heridas
y se formaron cicatrices llamadas cemento.




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